Buscar por

Henry Hills, el primer pirata de libros de la historia

Henry HillsA finales del siglo XVII y principios del XVIII la situación de la, no sé si llamarla así, industrial editorial, se podría parecer a la actual en un aspecto: era época de cambios, y por tanto había peleas entre defensores de una u otra legislación. En 1695 el parlamento inglés derogó la ley, (de licenciamiento), que limitaba el número de impresores y editores. Como siempre que hay un cambio de calado, unos perdieron los derechos que tenía, y surgieron nuevas oportunidades para nuevos editores, para quien fuera capaz de hacer las cosas de otra forma.

Hasta ese momento los libros eran muy caros, y eran, por tanto, solo para ricos. Los nuevos editores empezaron a hacer tiradas cada vez más grandes de libros de los que no tenían los derechos. Uno de ellos, llamado Henry Hills recibió el sobrenombre de Pirata por imprimir, lo que por aquel entonces era más popular, especialmente poemas y sermones. Lo hacía con materiales baratos y con un número de ejemplares suficiente para poder vender cada uno de ellos a un precio entre medio y dos peniques; el precio normal rondaba los seis peniques.

Y sí, efectivamente, se saltaba a la torera el tema de los derechos de autor. No voy, por tanto, que nadie se me eche a la yugular, a defender a capa y espada la figura de Henry Hills, pero sí que creo que es interesante reconocer, por un lado, que acercó las obras impresas a las capas más populares de la sociedad inglesa, que hasta ese momento no se lo habían podido permitir. Y por otro, que demostró claramente que las cosas se podían hacer de otro modo. Si lo hacía por el mero lucro personal, o como el decía «para beneficio de los pobres«, no es, ya en la distancia, lo que importa. Aprender de la historia, sí.

————————————–

Los datos para redactar este artículo ha sido extraídos del documento Una breve historia de la piratería de libros, de Bodó Balàzs, que podéis leer íntegramente en la web de The American Asembly, de la Universidad de Columbia.

La figura de Henry Hills la he conocido gracias a un comentario dejado por Fernando da Rosa, en este post del blog de David Ugarte.